martes, 17 de noviembre de 2015

Fotolog vs. Instagram

De vez en cuando, sin saber muy bien cómo, me encuentro escarbando virtualmente en mi antiguo fotolog y el fotolog de amigos y conocidos de aquel entonces. 'Joder', me digo sorprendida (cuando me sorprendo tiendo a maldecir), 'pues hay textos aquí que merecen mucho la pena'. Y entonces sueño que haré una recopilación de los más inspiradores y eso me traerá nueva tinta para dibujar con palabras, y luego vuelvo al sofá y doy un sorbo más al té calentito y me pongo a hacer otra cosa.

Hoy he acabado en el fotolog de un compañero de clase de bachillerato al que no conocía demasiado, y aunque a veces críptico y usando una simbología personal, el tipo se expresaba en textos bastante llamativos, poniendo un trocito de sí mismo en ese vasto rincón del internet.

Fotolog era un grande en mis días de adolescencia tardía y los primeros pasos como 'joven adulto' -vaya cosas digo, madre mía-, y aunque se expresaba uno con imagen y texto muchos elegían dar más peso al segundo, exponiéndose, de alguna manera arriesgándose a buscar algo de sí y compartirlo.

Que cada generación es distinta a la anterior no es solo inevitable sino también necesario, pero me pregunto si los espacios predilectos de los que vienen detrás dan realmente lugar a reflexionar sobre algo más auténtico de uno que el uso de un ángulo y un filtro particular cuando se sube una imagen al instagram.

lunes, 2 de noviembre de 2015

If you must weep

Si quieres llorar llora,
conectado con el pozo hondo de negrura que pena por no ver el sol,
llora limpiando los ríos de tus adentros,
pequeñas cascadas que corran por tus mejillas a cámara lenta,
mientras llora el cielo golpeando los cristales con la violencia de la gravedad.
Si quieres llorar
que corra el llanto sin mesura,
que tu gemido salga del fondo de tu estómago,
que en la cabeza solo quede una pantalla blanca,
y tus manos agarren apretando el cojín
Si quieres llorar llora,
desde la lucidez de saber la tristeza del alma,
tan alejada y tan confundida de su propósito primero.
Y llora y llora y llora,
con la certeza de que cuando no quede humedad en el llanto,
siempre puedes asomar la cabeza buscando el sol,

eres el capitán de tu barco.