miércoles, 24 de febrero de 2010

Ni mañana ni pasado

-procrastinando el trabajo de investigación se me ocurrió que-

Ni mañana ni pasado tengo clase. Ni mañana ni pasado tendré pasta para irme todo lo lejos que quisiera.

Ni mañana ni en un futuro relativamente próximo.

~

Escribí eso en la brevedad inherente a twitter. Pero tal como mi estado se actualizaba, me di cuenta del peso de esas pocas palabras, del palpitante pesimismo que irradia la reiteración en las conjunciones negativas, o el deseo por desaparecer que se desprende de la inexactitud del complemento de lugar (cuando de modo simplificado significa que no he encontrado un destino concreto).

¿Cómo, de qué manera un enunciado que trata superficialmente una situación económica algo ajustada y su consecuente encorsetamiento explorador, cómo puede connotar tanto?

Asimilé entonces la aspereza que me ha maquillado la cara de un tiempo a esta parte, el tiempo que hace que no me doy tiempo por dármelo de forma gratuita, e incluso encontrar placer en agotarlo si hiciera falta -que cosquilleen las arenas del reloj por las yemas de los dedos.

Todo ello deviene en cierta patología del que se ha olvidado de su propio valor y, al creerse desdichado, causa grave daño a su persona y su entorno. Dolencia, por otra parte, de la que creo intuir la solución: arrumacos combinados con cambio de perspectiva -y suena simple, ¿no?

Claro que yo espero que esto sólo sean frustraciones victimistas exhacerbadas porque parece que me he acostumbrado a la lluvia y ahora me resulta molesto el sol. La luz tiene esos resultados cuando uno se acostumbra a que el cielo, fuente de ésta, esté con el ceño fruncido.

Sólo eso, espero.

sábado, 20 de febrero de 2010

All work and no play make Jack a dull boy

Tengo un pequeño problema, acabo de ver El Resplandor (1980, Stanley Kubrick).




Como hecho aislado no tiene gran relevancia -es un thriller bastante adictivo, aunque aconsejaría verlo en versión original, que eso de que el prota tenga la misma voz que Homer Simpson echa un poco pa'trás.

El caso es que la severidad de esta afirmación reside en el contexto particular que me envuelve. Este finde me he quedado sola en Sevilla (sin mis compañeras de piso), a lo que se une un factor climático desafortunado: el viento.

La combinación de éste con vivir en un quinto de ventanas cochambrosas tiene sus consecuencias: unos sibilantes aullidos que, si bien otrora pudieran resultar de los más dóciles, en una conciencia fácilmente perturbable como la mía, representan un estímulo paranoide notable.

No obstante, tengo solución a ese problema. Se trata de unos argentinos simpaticotes que se hacen llamar Les Luthiers. Así que a despejarme voy.

Buenas noches tengan ustedes, ¡lectorísimos!

viernes, 19 de febrero de 2010

Libre y feliz



Imágenes por Miguel Brieva

Y traicionar otra vez a Epicuro

y ahogar la voz entre alcohol y humo


A heart that's full up like a landfill,
a job that slowly kills you,
bruises that won't heal.
You look so tired-unhappy,
bring down the government,
they don't, they don't speak for us.
I'll take a quiet life,
a handshake of carbon monoxide,

with no alarms and no surprises,
no alarms and no surprises,
no alarms and no surprises,
Silence, silence.

This is my final fit,
my final bellyache

with no alarms and no surprises,
no alarms and no surprises,
no alarms and no surprises please.

Such a pretty house
and such a pretty garden.

No alarms and no surprises (get me outta here),
no alarms and no surprises (get me outta here),
no alarms and no surprises, please.