sábado, 24 de enero de 2009

Las bicicletas son para el verano

de Fernando Fernán-Gómez.

Os pongo en situación del fragmento que paso a transcribir. La familia protagonista es republicana. Don Luis, el padre, más progresista que su mujer, Doña Dolores. Los hijos, Luis, de 15 años, y Manolita, algo mayor que el primero, tienen una ideología más cercana a la de su padre. María, por otro lado, es la criada de la casa.

La escena comienza con Doña Dolores comentando con su marido que Luis, su hijo pequeño, se cuela por las noches en la habitación de la criada -según fuente de Manolita, su hermana, quien los ha escuchado. Doña Dolores insta a Don Luis para que, tras confirmar con su hija la situación, eche a María de la casa.

Comienza el fragmento cuando Don Luis habla con su hija Manolita.

Don Luis - Manolita, tu madre me ha contado lo de Luis y María. Es un problema. Pero... ¿tú crees que han llegado a mayores?
Manolita - A mí me parece que las noches que yo he estado no
DL - ¡Ah! ¿Pero tú has ido allí a escuchar más de una vez?
M - Dos o tres
DL - ¿Y para qué?
M - Pues para eso... Para enterarme... Para poder decíroslo a vosotros. Porque hay que ocuparse de Luisito, ¿no? A mí me parece que lo que le pasa es natural. Está en una edad muy peligrosa... Sobre todo en estas circunstancias, aquí encerrado, rodeado de mujeres...
DL - Sí, en eso tienes razín
M - Porque a la pobre María ya hace tiempo que la traía frita
Doña Dolores - (Muy sorprendida) ¿Sí?
M - Claro, mamá. Le metía mano al menor descuido.
DD - Pero, entonces, ¿tú crees que se ha enamorado?
M - (Divertida ante lo que considera ingenuidad de su madre) ¡No, mamá! Qué se va a enamorar. Es otra cosa
DD - (Sin comprender) ¿Qué cosa?
DL - Pues que le gusta meter mano, ¿no lo estás oyendo?
DD - (Insistente) Pero a María
M - A María y a quien se le ponga por delante. Si cada vez que me cruzo con él por el pasillo, parece que el pasillo se ha estrechado
DD - (Casi en tragedia griega) ¡Manolita!
M - ¿Qué pasa, mamá?
DD - Que eres su hermana
DL - Toma, pues por eso
DD - ¿Cómo que por eso? Pero ¿qué decís?
DL - Que por eso se cruza con ella en el pasillo: no se va a cruzar con Marlene Dietrich
DD - ¡Jesús, Jesús!
M - Pero ¿a ti no te apretuja, mamá?
DD - Es natural, soy su madre. Y antes, cuando era más pequeño, alguna vez le he pillado espiándome cuando iba a bañarme. Pero era curiosidad. Ya no lo hace
M - Claro. Desde que yo me he desarrollado
DL - (Irónicamente escandalizado) ¡Qué casa, Dios mío, qué casa! Nos van a echar del piso



[Y este es el discurso que Don Luis le da a María, su criada, al comunicarle que la echan]

Don Luis - Bien, bien, cálmate. Si no es para llorar. A este valle de lágrimas hemos venido a llorar lo menos posible. Y a gozar y divertirnos lo más que podamos. Lo que ocurre es que, de momento y hasta que las cosas no cambien del todo, es costumbre que en estas diversiones de hombres y mujeres haya por medio algo de dinero o algo de amor, y en vuestro caso no hay ni lo uno ni lo otro. Vosotros hacéis lo que hacéis porque estáis bajo el mismo techo, porque la casa es pequeña y os tropezáis a cada momento... Y nada más... Es mejor que tú te vayas a Torrelaguna a ayudar a tu tía y allí encuentres a un mozo un poco mayor que Luisito, del que te puedas enamorar... Y que Luisito se quede aquí estudiando la Dísica y solucionando los problemas de su desarrollo como Dios le dé a entender, que para eso era de las Juventudes Católicas. Tienes que irte, María. Todo esto es una injusticia, pero estoy convencido -y tú también- de que tiene que ser así.

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