Viniendo cuesta arriba de la fiesta hacia casa he visto un gato negro en una calle perpendicular a la que iba. Un tramo después, escuché un ruido; giré la cabeza y lo encontré observándome desde la intersección. Al final de la cuesta que recorría, aunque algo menguado, encontré un gato similar, con el mismo brillo azabache. Huyó al acercarme; proseguí mi camino.
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