Esta mañana me he asomado a la ventana y entre la niebla lo he visto.
A paso impasible venía por el horizonte,
a ritmo de lluvia y con su sombrero antiguo,
ajeno a que el calor del verano fuera rey hasta hace un momento,
indiferente a los caminantes perennes de las orillas de playa
Como un fantasma me ha atravesado
dejando las calles limpia y el olor a mojado,
a modo de aviso de que volverá pronto
por las hojas muertas, por la lluvia gris,
reclamando hasta diciembre su legado
Aquí llega de la mano del turbulento septiembre,
un nuevo Otoño, emperador de lo nostálgico.
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