domingo, 5 de febrero de 2012

Necesidad de..., de qué?

Creo que la culpa es mayormente, y sobre todo fácil de señalar, al frío. Este jodido frío de invierno que se vuelve crudo ahora en Febrero, cuando otrora, en otros lugares, en un añorado sur hispalense, la primavera ya despuntaba los primeros latidos.

Los individuos más críticos dicen, 'es invierno, ¿qué esperabas?'. Esperaba que ya que estoy en el norte y hace frío nevara, que es algo que acontece año sí, año no. Esperaba que todo ese frío y esa lluvia pasaran durante mi ya terminada época de exámenes, que así no me diera pena no poder salir de casa por tener que estudiar. Esperaba que para este tiempo que es mío todo y es bien libre, el sol calentara, el viento se calmara, la vida sonriera y me pusiera una alfombra roja ante los caminos que anduviera y las puertas se abrieran todas para mí.

Eso esperaba. No estas temperaturas que rozan los 0º, la alianza del viento del norte con la vil humedad de estas montañas, el cuerpo encogido en bata y pijama que mira hacia fuera con el ceño fruncido, cuyas intenciones se diluyen, cuyo rumbo se desorienta.

No sé esta necesidad de quejarme ahora a qué viene. Puede ser que lleve demasiado tiempo lloriqueando con que quiera hacer más cosas, con la resolución pre-vacacional totalmente preclara de volver a Braga y hacer todo lo que no había hecho en el otoño, todas esos rollitos culturales en los que me gusta moverme y que aquí no he buscado -ni, consecuentemente, encontrado. Sí, seguramente sea eso. Y de ahí esta actitud de morritos de niño de 5 años. Po ea.

Pero una vez que he despejado este misterio de la lamentación, brota otra pregunta. Toda esta imperiosa necesidad repentina de vivir como si no hubiera un mañana, ¿por qué? Como si la seria tarea de perder el tiempo intencionadamente no fuera igualmente fundamental. Pues lo digo y no me lo termino de creer, oye, no me quedo tranquila.

Voy a parar ya porque no sé ni lo que digo. No sé que despropósito tiene este texto, a parte de ese factor de despeje y alivio que ejerce la escritura cuando se tiene un nudo por dentro. Igualmente no me queda claro de dónde viene o cuál es su intención. Pero en fin, ante este soliloquio de dirección voluble sólo me queda añadir. Voluntad, voluntad práctica y activa, ven a mí. Soy tuya.


- Necesidad de gritar al cuadro de texto a las 21:12 y con cantos gregorianos

1 comentario:

Alicia dijo...

Mira nena, déjate de tonteridas
http://www.youtube.com/watch?v=9d6f9j7gAdY