¿Qué quieres, pequeña?
Un corazón dulce
que te libere del amargor
agarrado en tus huesos
Quieres hacer uso único,
del tipo desechable,
comer un bocado
y dejar pudrirse el fruto
Necesitas quien te salve
del tacto sin contacto,
de la primavera sin flores,
del encuentro sin fusión
Pues entiende, vida mía,
que no puedes cazar luz
-ni pedir que te iluminen-
sin encender primero un cerillo
que te caldee el interior
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