Sara empezaba a enfadarse; se pasaba el día a la espera de su footing vespertino, y Richard lo sabía. Pero si algo le había enseñado la vida a Richard era lo ridículo de luchar contra sus propios deseos.
Podía imaginar fácilmente qué diría la gente si le vieran en aquel momento. Exactamente lo mismo que habrían dicho si alguien les decía que Ray, el vecino de al lado era un travesti. O que Ted, compañero de trabajo, se acostaba con desconocidos en los paros de la autopista.
Pero los deseos son los deseos, pensaba Richard, y no podemos hacer nada para evitarlos.
¡Uy si son peligrosos los deseos con una malformación del ego!
Después de tragarme pelis soporíferas y americanadas livianas tenía ganas de una película así.
Curiosamente fue recomendación de la profesora de mi optativa de este cuatrimestre, asignatura prometedora sin duda por el hecho de ser 8 en la clase, que la profesora quiere animarnos a la abstracción y –sospecho- llevarnos consigo al Slow-Movement (en el segundo párrafo tenéis las bases).
Fue, principalmente, un documento anexo sobre el que trabajar el mito del amor-pasión en la deconstrucción del amor actual. Dato a apuntar es que las películas americanas de gran presupuesto apuestan por el triunfo de este y sólo algunas de bajo presupuestos se atreven a lidiar con su derrota.
- ¿Y qué vamos a hacer?
- ¿Qué quieres decir?
[…]
- Oye, Brad; a juzgar por lo visto en esa cena en tu casa tú pareces muy contento con tu mujer. Es decir, tienes una vida perfecta y yo no quiero…
- Para, para. Escápate conmigo.
- ¿Qué?
Posibilidad 1
Los amantes se escapan juntos porque encuentran el verdadero amor en el otro y, milagrosamente y por pura coincidencia, sus respectivas parejas comprenden a la perfección el motivo del abandono.
Posibilidad 2
El sueño se queda en eso, sueño. La realidad golpea y se proyecta en base a ésta, no a los sueños.
La película interesante no os hace falta que os la señale. Ésta y Lost in Translation (que deja un margen final para los soñadores), son las películas de menor audiencia, de menor presupuesto, de menor alcance comercial..., pero precisamente por ello son las más sustanciales y, por descontado, reales –en el sentido de realidad que hemos construido, claro está.
Resumiendo, tenéis que verla. No ya por la pasional –que no implica amorosa- relación de los personajes, sino por la cruda crítica y por tocar un tema delicado como el de un enfermo psicosexual pedófilo (y por la conversación de éste con la inestable protagonista de Happines, que aquí juega un papel similar con algunos ramalazos neuróticos).
Para terminar un por cierto. Por cierto que los actores tienen una fisonomía increíblemente adecuada. Yo espero no soñar con la cara del pederasta ese, con eso de que ya soy mayor de edad…
PD: Quiero ser directora de cásting, pero para eso tienes que tener enchufe en la producción de una película, así que en verdad lo dejo aparcado como sueño incumplido y por incumplir.
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