Lo empecé hace mucho y aún no lo he terminado, pero me quiero poner a ello.
Un fragmento.
Mi matrimonio fue, en resumidas cuentas, algo más que un fracaso concreto: fue, sobretodo, una decepción abstracta. Una decepción, para empezar, de mí mismo: en las arenas movedizas de mi corazón se caían a plomo las quimeras que intentaba levantar. (El corazón, fuente principal de la penitencia humana, según el ya mencionado Jacob Boehme.)
[…] Perdí el valor, en definitiva, para arriesgarme en las apuestas del sentimiento, supongo que por la misma razón por la que alguien que sobrevive a una caída desde diez metros de altura no se queda con ganas de exponerse a otra caída, aunque sea desde tres metros. “Vente conmigo al país de las hadas”, y contestas: “Gracias, pero de momento estoy estupendamente en mi país de gente que habla sola”.)
[…] Una vez al trimestre, más o menos, entro allí (el Club Pink 2, que suena a lo que es) con un ansia borrosa y salgo con una melancolía difusa, como quien accede a un palacio refulgente por el portón de los reyes y sale por la puerta de servicio al callejón meado por los gatos. Es mi dosis de sexo teatral, digamos; mi tributo amargo al instinto: “Veneno sin dolor de falso amor”, según cantó un barroco. (“Pobre hombre”, pensarán tal vez ustedes. Pero no, no se crean: coloquen su subconsciente delante de un espejo y luego me cuentan lo que han visto.)
[…] A veces –lo reconozco-, pienso en el amor verdadero como quien piensa en el mito de Eldorado o en la leyenda del unicornio: un algo envuelto en bruma, una fantasía cálida de la razón. Y algo inconcretable se reanima entonces dentro de mí por un instante, un sueño rápido que hace sonreír al durmiente. Pero me hago cargo de que ta no es momento de nada: si tienes casi sesenta años y estás descontento con tu vida, no tiene mucho sentido el plantearte un cambio de vida. El planteamiento es ya otro, más sencillo: ¿merece la pena seguir viviendo o no? (Y lo curioso es que viene a dar lo mismo una opción que otra.)
[…] Pero dejemos a un lado las escabrosidades colaterales y sigamos con el asunto que nos ocupa. […]
1 comentario:
Justo antes lei eso. Seguramente seleccione algun fragmento de ahi para actualizar.
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