martes, 8 de diciembre de 2009

Que no


Ya te he dicho que no me interesa el sol.

Podéis mirar todos cual borregos cómo se marcha, cómo siempre tiene que reclamar la atención tintando los jirones de nubes, desde los naranjas más afrutados a las llamas más rojas.

¡Deteneos vosotros! Que sean vuestros los labios que se despeguen observando la luz marchitarse por momentos, la calidez enfriarse por instantes.

Cómo sus rayos antes lisonjeros y licenciosos ahora perdieron su interés en tu piel y va en busca de otras.

No seré yo, férrea estructura de gélido artificio, quien se enternezca ante su sonriente fachada.
No seré yo, altiva y enterada, la que tras su partida /sin mirar atrás, que no lo hizo/ sienta las inherentes oquedades de mi cuerpo más vacías que de costumbre.

No. Esta señoreada figura ni celebra ni padece esa existencia que a tantos otros entes cautiva con su calor /que dicen que alimenta de un modo metafórico (mucho más rico por supuesto)/. Esa existencia que a tantos otros, tan simples esos otros, que no soy yo, deleitó un día con sus lumínicos tentáculos.


Si algo me distrae a estas horas de cambio, a día de hoy no es ese sebo incandescente recorriendo el cielo.

Pero a día de hoy, en estas horas, he advertido una presencia extraña: unas volutas de un cigarro cansado, o eso parecían. Pasaron justo a la altura de mi cuadrangular vista, con clara preferencia por el celeste.

Y aún ocurrió algo más insólito: no pude evitar -yo, silueta impasible en el azul-, no pude evitar quedar prendada, en un puntual momento, por los efímeros y difusos contornos del humo gris, coloreado a voluntad por aquella lejana estrella.

No sin esfuerzo intenté girarme para ver qué se dibujaba en aquella dirección, qué tenía que ofrecer aquel -hasta ahora- siempre ignorado foco.

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1. Pero no pude hacerlo -no sé si no estaba preparada (ó) el miedo me agarrotaba

2. Pero comprendí que no era para tanto -que me bastaba imaginarlo

3. Pero mi frustración se refugió en la visión de esa vaporosa vida -iluminada y disuelta

4. Y conseguí mirar en aquella dirección -quedando primeramente deslumbrada por la intensa luz


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¿Preferencia por algún final, ausente lector?

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